¡Voy a comprar angulas!
Hoy, un amigo, me ha escrito por
whatapp. Ya sé que no es ninguna novedad que las personas usemos este medio de
comunicación, de hecho creo que es uno de los más usados mundialmente, pero,
espera, ¡que la angula se me escapa!
Centrémonos. Este amigo me
escribía porque había tenido un momento incómodo (llamémoslo así) con una chica
y quería llamarme para pedir mi opinión.
No es una persona de contar sus
historias, así que me siento halagada por pensar en mí y le digo que encantada
le escucharé.
Siempre me ha gustado escuchar a
las personas, sobre todo, a las personas mayores. Tienen mucho que enseñarnos y
no los valoramos como se debe. Pero bueno, ese es otro tema.
Cuando me llama y empieza a
contar la historia, lo noto nervioso pero enseguida, con un par de
chascarrillos, se embala a narrarme como fue.
Resulta que se habían conocido un
día de paseo por Madrid. Sin buscar nada ninguno de los dos se habían conocido
por casualidad y en las conversaciones que mantuvieron durante toda la tarde se
habían dado cuenta de que se compenetraban y tenían pensamientos similares
sobre muchos aspectos de la vida.
Como un caballero, al final de la
tarde, él le propuso acompañarla a casa. Por supuesto sin ninguna mala
intención, os lo aseguro. Y cuando llegaron, como en las mejores películas de
comedia romántica, ella le propuso subir a su piso.
Unas copas después, ya estaban
entrando en preliminares, tocándose, acariciándose, sin parar de besarse y con
el calentón a niveles solares, decidieron ir a la cama. Supongo que la primera
vez, del primer día que te conoces, hacerlo en el sofá no es adecuado. La
verdad, es que no lo sé.
Pero antes, sabiendo que os acabo
de cortar el rollo, y aunque igual no es un tema muy correcto, para que
comprendáis la historia tengo que hacer un inciso y explicaros algo de mi
amigo. Digamos que las proporciones de su virilidad no son normales, están muy
por encima de la media y si no fuera bastante, lo podéis tener en
funcionamiento como el conejito de las pilas Duracell horas y horas y horas. Un
gran amante pero…. alucinante, cansino, demasiado para mi fondo físico, un
macho en condiciones etc… Aquí cada mujer podrá decir un adjetivo diferente y
tendrá su propia opinión.
Volvamos al tema. En la cama los
preliminares pasaron a mayores pero en ese momento algo se torció (Y no
precisamente su miembro viril). Podríamos pasar de una película romántica a un
thriller erótico tipo instinto básico pero nada más lejos de la realidad.
El hecho es que no encajaban, no
se sentían cómodos y seguramente los dos se preguntaban: ¿Por qué está pasando
esto, con lo bien que hemos estado toda la tarde? Y es que a veces, por lo que
sea, en la cama no se funciona.
A mitad de camino, decidieron abandonar la
idea de que iba a salir algo bueno de aquel encuentro, pero él, un poco
avergonzado, no perdió las ganas de volver a verla y le mando un bonito mensaje
pidiendo disculpas por el episodio y deseando volver a verla si ella quería.
¡Y ella quiso! Volvieron a
quedar, esta vez en casa de él. Otra cena divertida, y de nuevo a la cama para
ver si en la anterior ocasión había sido el vino el culpable. Lamentablemente
no les sentó nada mal en la cena porque en la cama fue fatal. Llegó un momento
en que ella, desesperada, le dijo que era forzado, que no había calidez ni
relajación. Todo mecánico sin ningún tipo de pasión en el que, según mi amigo,
ella sí consiguió llegar al clímax. ¿No sería muy mecánico, ehhh? Ella decidió
marcharse dejando a mi amigo sin poder dormir esa noche y haciendo una lista
de las personas que podía llamar al día
siguiente para contárselo. Yo estaba la primera.
¿Y qué le dices después de esto?
Lo primero lo que costaba cada sesión y los días que podía venir. Es broma.
Empecé por: “esto no es por ti, es por los dos”. Cuando no se encaja no hay
nada que hacer. Si tú eres círculo y ella cuadrado no hay solución. Pero de lo
que más hemos hablado es de las inseguridades. Cuántos problemas tenemos los
seres humanos con las inseguridades.
Esa sensación
de malestar y nerviosismo, como cuando se te revuelve el estomago, en la que
empiezas a traspirar y a pensar como acabara X situación siendo mejor vivirla
con relajación porque, no os quepa duda, nunca vamos a acertar y casi siempre
es mejor de lo que hemos imaginado.
Todo eso nos
crea una vulnerabilidad que puede que, como en este caso, nos bloquee y haga
que no fluya la sensación de bienestar y pasión. Y es, lo más seguro, lo que le
pasa a mi amigo. Tenemos que aprender a valorarnos y querernos como somos, con
nuestros defectos y virtudes y siendo los primeros que nos demos un voto de
confianza. Si lo buscamos en los demás, nunca lo conseguiremos.
Amigo mío,
esto va por ti. Eres una gran persona y más grande de lo que piensas. Créetelo
y disfruta del sexo y de la vida. Cuando quieras, llámame.
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