Dentro de unas semanas tengo una boda. No es una boda por
todo lo alto con fiestas que duran tres días, es una celebración en la que
estará la familia más cercana y en la que no habrá fiesta posterior a la
comida. Y aquí viene el tema en cuestión, ¿Qué vestido me pongo? ¿Cuál será
apropiado para la ocasión? Y algo que no se valora en este tipo de eventos en
estas fechas ¿Pasaré frio?
Y ante este nuevo reto, supongo que como muchas otras, me
pongo a explorar por internet. Pero no para comprar, como estaréis pensando.
Dado el poco tiempo del que dispongo por mi trabajo, antes de irme de tiendas, me
gusta buscar por internet qué estilo de vestido puede ser el adecuado. Muchas
veces, encuentro lo que necesito y me evito ir de tienda en tienda buscando el
modelo perfecto. Simplemente, voy y lo compro.
Po eso, primero suelo mirar en tiendas que sé que tengo
tienda física en mi ciudad. Cuando estas tiendas no me ofrecen resultados
concluyentes, empiezo a mirar en páginas donde solo venden a través de
internet. Y aquí viene mi problema.
¡Qué vestidos más bonitos! Una gran selección de vestidos de
fiesta que llevan modelos espectaculares y que, por si no ha quedado claro, les
quedan como un guante.
Hasta ahora, mi manera de actuar al ver los vestidos había sido
la de desechar la posibilidad de comprar y buscar por tiendas algo que fuera
apropiado aunque no fuera lo que mi mente quería. A veces porque se salía del
presupuesto y otras por el hecho de comprar por internet.
Pero esta vez, ha
sido diferente. Me enamoré de un vestido. Lo tiene todo, es elegante pero
informal, lo puedo llevar en otras ocasiones por lo que no va a ser el típico
vestido que vas a tener colgado en el armario esperando una ocasión especial, y
el precio era razonable.
Después de varios días pensando y preguntando a mis
compañeras de trabajo qué les parecía, me tiré a la piscina e hice mi primera
compra de ropa por internet.
Lo peor de estas compras, tener que rellenar larguísimos
formularios, en los que lo único que les falta por preguntar es tu nivel de
glucosa en sangre. Y si esto no fuera poco, luego me enviaron un cuestionario
de mejora de calidad y aunque suelo dejarlo sin contestar, esta vez, creo que
debido a la emoción, empecé a contestarlo. Se aprovecharon de mis sentimientos
de euforia y casi me dejan sin dormir de lo largo que era.
Una vez superada esta fase, solo queda esperar hasta el día
D para recibir ese maravilloso vestido.
Sobre la espera tengo que decir que, aunque no han sido
muchos días (lo pedí un lunes y lo recibía un viernes) todas las dudas del
mundo flotaban en mi cabeza.
El primero y más obvio era la incertidumbre de haber pedido
mi talla correcta. En estas páginas suele estar todo dispuesto con tablas
específicas para que solo con medirte puedas pedir tu talla correcta. Pero,
¿Qué pasa cuando estas entre dos tallas? Yo os recomendaría que os fijarais en
la prenda que vais a comprar. Me explico. Si de cintura para abajo es falda de
vuelo quizás no os tenéis que centrar tanto en que esa medida sea exacta. En
este caso, yo me centraría en que la talla de pecho y cintura fuera más acorde
a la tabla que nos facilita la marca de ropa. Si la prenda es ajustada de
cintura hacia abajo y más amplia de cintura para arriba, nos fijaremos más en
que la medida de cintura y caderas sea la más cercana a lo que marca en la
tabla.
Las personas somos diferentes y tenemos medidas diferentes
por lo que nunca podremos estar dentro de una tabla estandarizada. Solo hay
jugar con ella y usar el sentido común.
Otra duda que me llevaba de cabeza era la entrega. Me
llegaba un viernes y sabía que no iba a haber nadie en casa. No soy de pedir mucho por
internet pero las pocas veces que he pedido ya he tenido unas cuantas
experiencias y en esta ocasión, no sabía cómo lo tramitarían.
Cuando llegó el mensajero, al ver que no había nadie, me
llamó. Lo agradecí bastante y le pedí por favor que se lo dejara a mi vecina.
Normalmente ella está en casa, pero, o el mensajero decidió solo dejarme el
papel o ella en ese momento, es verdad que no estaba en casa. Nunca lo sabré.
Aprovechando la llamada, y siempre previsora, le pregunte
que dónde lo llevaban en el caso de que mi vecina no estuviera. Me dio una
dirección y me explicó que dejarían una nota para poder recoger el paquete.
Hasta ahí, todo bien. Llegué el viernes, llame al número (un
902) que me indicaban en el papel y me comentan que se pondrán en contacto
conmigo para confirmarme donde recoger el paquete. Ese viernes no me llamó
nadie y los fines de semana no están abiertos por lo que tuve que esperar al
lunes.
Llegó el lunes y a primera hora de la mañana me pongo en
contacto con ellos para poder ir a recogerlo ese mismo día. Ya empezamos mal,
me vuelven a indicar que dejan la incidencia y que durante la mañana me llaman.
Y esta vez es cierto, me llaman pero ha sido una conversación bastante absurda.
La persona muy educada me pregunta si había llamado para recoger en oficinas un
envío y que en caso afirmativo, se iba a enterar de donde estaba, por lo que me
volvería a llamar. Creo que en este aspecto, deberían mejorar, por el cliente y
por su productividad. Después de dos llamadas, explicando la incidencia, no
debería haber una tercera llamada confirmando lo que solicitaba.
Gracias a un amigo, que fue a recoger el vestido, ya lo tenía
en casa. Solo tenía que esperar toda la tarde para llegar y probármelo. ¡Qué
tensión! Me mandó una foto y parecía pequeño. No sabía qué pensar. ¿Habré
comprado el vestido para mi Barbie? La devolución parecía sencilla, pero no me apetecía
tener que hacerla, quería que me valiera y me quedara bien.
Tengo que decir, que el vestido está bien cosido, y es como
en la foto. Solo faltaba que yo fuera la modelo de 1.80 porque con mi 1.70 me está
un pelín largo.
La medida de la cintura es un poco engañosa. Este vestido
debería haber tomado no tanto la medida de la cintura sino la medida a la
altura de la última costilla. Es ahí donde el vestido encaja y a mí por este
motivo me queda justito pero nada incómodo.
Sobre mi primera compra por internet decir que ha sido más
estresante la entrega que pedirlo. “Asos”, que es la página donde lo compré da
muchas facilidades y aunque me gustaría que añadieran alguna pauta más sobre
las tallas creo que es relativamente sencillo pedir. Y si no aciertas, las
devoluciones son gratuitas así que no perdemos nada. Gracias Asos.
De la boda y los comentarios del vestido, os cotilleo más
adelante.
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